blanca dominguez

Un imaginario fragmentado sobre la mente cuando se enferma, se enloquece, se dispara, se desborda, se apropia del cuerpo y de todo lo que contiene, y arrastra, sin aviso, lentamente hacia un infierno.

En ese espacio en el que se habita durante un tiempo, aislado de lo que ocurre fuera del cuerpo, de lo que los demás piensan o realmente sucede, se produce un letargo de la vida, del vigor.
Un aplacamiento del sentido en todos sus significados, una experiencia pura del dolor que se repite a través de obsesiones extenuantes.

Pero incluso en ese infierno existe la belleza, la poesía.